miércoles, 13 de mayo de 2015

Mamá come sano por Julio Basulto


Mi última adquisición ha sido el libro Mamá come sano sobre la alimentación de la mujer en el embarazo y la lactancia materna. Ha salido hace un par de meses aproximadamente y considero que ha sido porque el 28 de mayo, en el marco del día nacional de la nutrición, está dedicado a la dieta en estos periodos de la mujer pero el autor ha confirmado que ha sido pura coincidencia.

Es bien sabido que la alimentación es uno de los pilares fundamentales para el mantenimiento de un buen estado de salud durante toda la vida. Y en el embarazo aún más ya que contribuye al buen desarrollo del feto, por lo que hay que empezar a cuidarse justo en el momento que pensamos en tener al niño. Por este motivo, Julio ha dedicado un capítulo sobre la influencia de la alimentación y la fertilidad, que no afecta únicamente a la madre sino también al padre. Lo más importante es seguir una dieta saludable, evitar el sedentarismo, el uso de determinados fármacos, suplementos e incluso plantas medicinales.



En cuanto a la dieta, hay varios nutrientes que se deben consumir para evitar cualquier tipo de riesgo para la madre como para el bebé. Destacan el yodo, el ácido fólico, el hierro y la vitamina B12 en caso de personas vegetarianas. Por otro lado, hay que ir con cuidado con una ingesta excesiva de determinados nutrientes como la vitamina A. Los requerimientos de macronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y grasas), vitaminas y minerales son los mismos que las mujeres sanas. Conviene tener en cuenta que el calcio previene la aparición de preeclampsia (se caracteriza por hipertensión, retención de líquidos, aumento de peso repentino y presencia de proteínas en orina). Los estudios realizados indican que los requerimientos aumentan en las mujeres que no llegan a cubrirlo con la alimentación.

Otro aspecto a tener en cuenta es la seguridad alimentaria ya que debido al embarazo el riesgo de contraer enfermedades producidas por alimentos es mayor, llegando a afectar al feto. Por eso, es conveniente tener en cuenta las 4 normas básicas de higiene como son lavar y desinfectar, cocinar, separar y enfriar. También hay que ir con cuidado con el pescado grande ya que poseen altas cantidades de mercurio, que resulta perjudicial para el feto.

Normalmente, el estado en el que se encuentra la mujer produce cambios en el organismo y en consecuencia dan lugar a la aparición de náuseas, vómitos, ardor de estómago, estreñimiento, anemia, hipertensión o diabetes gestacional, que se pueden prevenir o tratar mediante una alimentación adecuada.

El último factor que hay que tener en cuenta es el peso. Es importante que la madre, previamente al embarazo, no tenga sobrepeso ni obesidad ya que puede suponer un embarazo de riesgo. En caso de que no sea así, debe perder peso o aumentarlo por delgadez severa. El Institute of Medicine ha elaborado una tabla orientativa sobre el peso adecuado que debe ganar la mujer en el embarazo según su IMC. Tras el parto, el peso previo se recupera a partir de los 6 meses, sobre todo si da el pecho y se alimenta de forma saludable.    

Finalmente, hay un capítulo dedicado a la madre lactante y otro en caso de mujeres vegetarianas. 

A nivel personal y profesional, considero que es un libro muy práctico para las mujeres que se quieran tener hijos o embarazadas, incluso Dietistas-Nutricionistas para profundizar en la alimentación en esta etapa de la vida de la mujer ya que está basado en la mayor evidencia científica. Sigo pensando que el hecho de incluir la bibliografía facilita aún más la lectura. Además, hacen falta muchos libros así.    



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