Mi idea es que dispongáis de
herramientas que os permitan conocer vuestras necesidades y aplicarlas en
función de vuestros hábitos diarios.
La primera idea que quiero que
tengáis clara es que no todos somos iguales. Por este motivo, las necesidades
de nutrientes y energía varían de una persona a otra. Existen varios factores.
Son el sexo, la edad, la altura, el peso, la actividad física, la termogénesis,
la termorregulación y el metabolismo basal. También influye nuestra situación
fisiológica e incluso la época del año porque en invierno, debido a las bajas
temperaturas, las necesidades son mayores.
Todo el mundo sabe que las
mujeres nos diferenciamos de los hombres por tener una mayor cantidad de grasa
que de músculo. En cambio, la composición corporal de ellos está constituida en
su gran mayoría por músculo. Por eso, sus necesidades calóricas son mayores que
en mujeres ya que las proteínas se caracterizan por un gasto energético
superior a las grasas y los hidratos de carbono. Además, a medida que aumenta
la edad, las necesidades disminuyen debido a la reducción de la cantidad de
masa muscular. En cambio, cuanto más altura y peso, más ingesta calórica. Lo
mismo sucede con el incremento de la actividad física en cuanto a duración e
intensidad.