He decidido hacer este post
porque últimamente se ha puesto de moda tunear los postres y dulces para que
sean más saludables, o como dirían los deportistas, más fit. ¿Y cuál es la
tendencia de la población? Consumirlos frecuentemente pensando que son lo mejor
del mundo. Suelen asociar lo casero con lo sano y en realidad, no tiene porqué.
Todos estamos de acuerdo en que
la bollería y repostería industrial están cargadas de azúcar y grasas, sobretodo
saturadas, por lo que son una bomba calórica. Por este motivo, se recomienda
que su consumo sea muy ocasional o nulo ya que favorecen el aumento de peso y
el riesgo de desarrollar diabetes e incluso aumentar los niveles de colesterol
y/o triglicéridos en sangre. Y es que la calidad tampoco es para lanzar cohetes
ya que en la industria se utilizan ingredientes como harina refinada, azúcar,
aceite vegetal que acostumbra a ser de palma y mantequilla. ¿Y qué pasa con las
recetas caseras? Pues, que el valor nutricional sigue siendo similar, tal como
podéis comprobar en este post de
Lucía Martínez dónde nos muestra la competición entre la repostería industrial
y casera (magadalenas, galletas y flanes). Su conclusión es clara: el único
factor que podemos modificar es la calidad. ¿Y cómo lo hacemos? Bien fácil.
Usar aceite de oliva, harina integral, se puede evitar usar huevo (opcional),
frutos secos, fruta desecada o fruta fresca y cacao o harina de algarroba en
sustitución al chocolate. De esta manera, no es necesario poner tanta azúcar e
incluso, se puede evitar usarla. Eso sí, al usar cacao poned fruta desecada
como dátiles, pasas o orejones ya que disminuirán el sabor amargo. También se
puede poner canela, zumo o ralladura de limón o naranja.
Una vez aclarado lo anterior,
quiero aprovechar para comentaros mis descubrimientos sobre postres más sanos
(siempre a nivel de calidad). Vamos a allá: hace bastante tiempo que empecé a
seguir tanto a Catalina Prieto (24
zanahorias) y a Sílvia Romero (compañera de profesión y bloguera de Equilibra’t). A nivel personal,
considero que son un claro ejemplo en la innovación y la promoción de una
alimentación saludable mediante recetas rápidas y fáciles. Y también fliparéis
con la presentación de sus platos. Si aún no las conocéis, os animo a que
echéis un vistazo a sus posts.
Entre sus recetas destacan, las trufas de dátiles y almendras, los
bocaditos de boniato y avena con cacao, las trufas de boniato, las tortitas con
pera y canela o el pan de plátano, avena y canela de 24 zanahorias. Y las trufas de aguacate y chocolate negro, las
galletas de chocolate y coco y las pastitas de plátano y avena de Sílvia
Romero. Están disponibles en sus blogs.
Además, recientemente he asistido a un taller durante 2 días sobre postres elaborados a base de cacao y algarroba. La verdad que he aprendido a elaborar 6 recetas variadas, que incluyen:
- Brownie.
- Bombones de arándanos y algarroba.
- Tartaletas de mousse de cacao y frutas.
- Flan de cacao.
- Galletas de avena y algarroba.
- Creps de trigo sarraceno y algarroba, que rellenamos con frutas variadas.
Fue impartido por el equipo de
dietistas de més que menjar que se
dedican a impartir todo tipo de talleres culinarios que promuevan la
alimentación saludable, tanto para adultos como para niños.
Os pongo una de las recetas, concretamente la del flan
porqué está pensada para alérgicos e intolerantes,
incluso vegetarianos: no lleva huevo ni leche. Además,
es perfectamente adaptable a los gustos de cada uno.
Ingredientes (10-12 unidades):
15 dátiles.
1 litro de bebida vegetal.
50g de cacao puro en polvo
desgrasado.
2 cucharadas (rasas) de postres
de copos de agaragar.
Elaboración:
Quitamos el hueso a los dátiles y
los cortamos en trozos pequeños.
Verter la bebida vegetal en una olla
y calentar junto al cacao previamente tamizado. Ir removiendo constantemente
para que se integre bien el cacao y añadir los dátiles. En el momento que
hierva, añadir el agaragar i poner el fuego medio-bajo. Cocer durante 10 min
sin dejar de remover. Lo trituramos todo y lo distribuimos en moldes, que se
han remojado anteriormente (no secar) para que poder desmoldar más fácilmente. Dejarlos
enfriar antes de poner en la nevera durante 1-1’5 horas como mínimo. Para
desmoldarlos, pasamos un cuchillo por el perímetro del molde.
Se pueden decorar con ralladura
de naranja y una hoja de menta o con algún fruto rojo.
El agaragar es un gelificante
procedente de algas diversas que no tiene sabor ni aroma.
En conclusión, si os fijáis en la
tabla que os he puesto anteriormente, este flan elaborado con cacao es más
saludable respecto al que podemos encontrar en el supermercado. La clave está
en los ingredientes utilizados. Apenas lleva azúcar y no es necesario usar
huevo, por lo que la diferencia calórica es significativa. Aun así, es una
excepción y no siempre sucede de esta manera, como dice Lucía.
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