La nevera, ese electrodoméstico
que utilizamos para conservar los alimentos durante más tiempo mediante el
frío. Y que se encuentra en la parte superior del congelador, cuya temperatura
aun es menor. Vamos a comprar semanalmente y guardamos todos los alimentos en
cada uno de los huecos, sin importar la forma. Lo importante es que quepan. Y
es en estas fechas navideñas en que la comida pasa a ser el primer plano,
porque suelen venir invitados y nuestra tendencia es disponer de suficiente
comida, por lo que se compra de más. E intentamos de todas las formas posibles
meterla en su interior y se nos olvida pensar que este aparato puede
convertirse en un foco de contaminación.
Antes que nada, lo primero a
tener en cuenta es llevar a cabo la limpieza y desinfección del
electrodoméstico. ¿Y cómo lo hacemos? Pues con un producto especializado y
papel de un solo uso. No es recomendable utilizar ningún tipo de trapo. Los
expertos recomiendan que se realice cada 15 días o 1 vez al mes. Se aplica el
producto en cada rincón de la nevera y se deja actuar unos 30 segundos y luego
se retira con un papel.
Conviene tener en cuenta que la
temperatura de arriba abajo es de mayor a menor. Por lo que cuanto menos
manipulado esté el alimento, más arriba lo colocaremos. Y suena lógico porque
al abrir la nevera, se genera una corriente de aire que implica una
contaminación dirigida hacia la parte inferior debido a la gravedad.
Otro aspecto a considerar es la
duración, que dependerá del tiempo que haya permanecido a temperatura ambiente
y la forma de manipularlo.
A continuación, os dejo una
imagen gráfica:
Como podéis observar, todos los
alimentos listos para el consumo (solo para calentar porque están cocinados) se
colocan en la parte superior. Lo más recomendable es que se guarden en tuppers
ya que el papel film no es muy higiénico ya que la tendencia es reutilizarlo
una y otra vez (en caso de hacerlo servir, mejor que sea para un único uso). También
colocaremos los restos como las olivas (no dejarlas en la lata), un bote de
salsa abierto y también los pasteles y tartas.
En la parte central pondremos los
yogures y los quesos. También los embutidos, una vez abiertos. Les retiraremos
el papel y dispondremos en un tupper o en bolsas con un cierre hermético.
En los cajones, se suelen poner
las frutas y hortalizas y en el otro pondremos la carne y el pescado ya que
suelen tener una mayor contaminación. En cuanto al pescado y carne, no se deben
lavar ya que el agua facilitará la aparición de microorganismos y su posterior
multiplicación. Normalmente, están envasados en bandejas y cubiertos con film
transparente. En ese caso, conviene retirarlo y ponerlo en recipientes o bolsas
herméticas.
En la puerta, pondremos la
mantequilla, las latas de bebidas, los bricks de zumo y leche e incluso los
huevos, que bajo ningún concepto deben lavarse con agua jamás ya que se favorecería
la contaminación a través de la cámara de aire que contienen en la parte más
puntiaguda. Por este motivo, siempre ha de ponerse hacia abajo.
Y como consejo, colocar delante
lo que se deteriore antes.
Os dejo el video en el que Carmen
Ferrer, nos aclara todos estos conceptos y nos da algunos consejillos.
Llegados a este punto, vamos a por los congelados. También os dejo el video.
En caso que queramos congelar algún
alimento, debemos rotular con la fecha en que lo hacemos, que coincide en la
que lo compramos. ¿Y cómo sabremos aproximadamente el tiempo de conservación? Dependerá
del contenido en grasa. Cuanto mayor sea, duración más corta. Es lo que
sucedería en el pescado azul. Y si nos lo filetean, también influirá.
Si vamos a comprar, los
congelados hay que cogerlos al final para evitar perder la cadena del frío.
Como curiosidad, lo sabremos si al descongelar el alimento queda apelmazado.
A modo casero lo mejor es que los
filetes, ya sean de carne o pescado, se pondrán separados con papel film o por
bolsas dentro de una bolsa de congelación cerrada y sin aire. Nos servirá de
mucha ayuda si los descongelamos en el microondas. Carmen nos explica cómo
hacerlo en el video anterior.
También se puede descongelar bajo
el grifo de agua fría, siempre y cuando el alimento esté en una bolsa cerrada
herméticamente. Aunque la mejor opción es hacerlo en la nevera desde las 24
horas previas.
Y ya por último, nunca volver a
congelar un alimento previamente descongelado, a no ser que lo cocinemos.
Espero que os haya servido. Ahora
solo os falta aplicarlo.
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