martes, 24 de marzo de 2015

Pastel de zanahoria


Hoy os dejo esta receta de pastel de zanahoria que podéis elaborar en celebraciones especiales pero nunca consumir diariamente pero antes quiero hablaros de las propiedades y los beneficios de las zanahorias para nuestra salud.

Según el Código Alimentario Español (CAE), una hortaliza es cualquier planta herbácea hortícola que se puede usar como alimento en formato crudo o cocido. Se clasifican en función de la parte de la planta a la que pertenecen, por lo que las zanahorias corresponden al grupo de las raíces.

A nivel general, se caracterizan por un bajo contenido en grasas y proteínas y una mayor cantidad de hidratos de carbono. El aporte calórico de 100g es de 89,1 kcal. Contienen alta cantidades de vitamina A en forma de Betacarotenos que son los que le confieren su característico color naranja y que tienen actividad provitamínica. También contiene potasio y cantidades discretas de calcio, vitamina K y magnesio.



Una vez conocidas las propiedades nutritivas, quisiera hacer referencia a los betacarotenos y las funciones que desempeñan en el organismo. Pueden ingerirse de manera libre o unidos a proteínas. Son degradados en el estómago y al llegar al intestino se unen a las micelas de grasas para seguir digiriéndose. Se almacenan un 80% en el tejido adiposo y un 10% en hígado. A nivel funcional, se consideran los precursores de la vitamina A, tienen un efecto antioxidante y fotoprotector, incrementan la respuesta inmune, inhiben la mutagénesis, potencian la comunicación entre células y disminuye el riesgo de degeneración macular y la formación de cataratas.  


Ingredientes:

3 huevos
100ml de aceite
200g de azúcar moreno
200g de zanahorias
5g de levadura
200g de harina
Canela

Elaboración:


Se baten las claras con la mitad del azúcar.

Por otro lado, mezclar el aceite con el resto del azúcar y la canela junto a la levadura, las 3 yemas y las zanahorias trituradas. Añadimos el merengue y mezclar suavemente. Poner en un molde y hornear durante 35-40 minutos a 180º (arriba y abajo). No se tiene que precalentar el horno.

Normalmente, se suele decorar con una masa espesa de color blanco, que no es más que azúcar glas con agua bien mezclado pero lo único que conseguiríamos es aumentar las calorías del pastel y la cantidad de azúcar. Además, no es saludable, por lo que no soy nada partidaria en ponerlo.   

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