miércoles, 1 de marzo de 2017

Una comida de altos vuelos: ¿presupuesto ajustado o falta de conocimientos?

¿Os gusta viajar? Para la gran mayoría, la respuesta es afirmativa. Es la manera que tenemos de relajarnos, olvidarnos de todo y conocer sitios nuevos. Además, nos permite explorar, impregnarnos de la cultura y probar platos típicos. Vamos, un placer en toda regla.
Y si no tenéis miedo al avión, seguro que estáis acostumbrados a recorrer miles de kilómetros en vuelos de 8-9 horas. Si es así, sabréis que el precio del billete incluye barra libre de comida y bebida. Bien, la intención es contaros la experiencia al ir hasta Nueva York en torno a los alimentos que servían.

¡A desayunar!

Son las 7 de la mañana y tras el ayuno nocturno, el hambre empieza a manifestarse. Así que las azafatas reparten, sin preguntar, una caja de cartón cerrada. No puedes elegir, da igual que seas vegetariano o no te guste lo que haya dentro. Es lo que hay. La abrimos y encontramos 3 botecitos, 2 alimentos envasados y los cubiertos con su servilleta. Ah, y un caramelo de menta.
La verdad que cuando lees lo que contiene cada envase, no te sorprende. Siempre nos han dicho que la primera comida del día debe estar formada por algo de fruta, un lácteo e hidratos de carbono. Por lo que había un zumo de naranja de marca conocida, un yogur griego 0% sabor vainilla, una lonchita de queso, un bollito de pan y una especie de crema untable de queso con sabor naranja. Así que más sano no podría ser, es lo que ha dicho la industria en repetidas ocasiones. De todas maneras, analicémoslo.
Comencemos por la fruta. La mejor opción es que sea fresca y entera. No solo tiene la fibra que ralentiza la absorción de la fructosa, también las vitaminas y minerales. Así que dejad de insistir en que es lo mismo que un vaso de zumo.
A continuación, un yogur. Desnatado, ¿por qué? Y para rematar con aroma de vainilla. No es que sea muy fan pero prefiero que sean naturales. Y queso para los huesos, como no comemos suficiente calcio. Pues, doble ración. Y qué decir del panecillo. Era de esos tipo brioche con el sabor dulce constante. Que se impregna en la boca y además, de esos que has de masticar un buen rato.

Llega la hora de comer

En esta ocasión puedes elegir entre pasta o pollo. En ese momento me apetecía comerme la pasta. Eran 3-4 raviolis grandes con un par de ramilletes de brócoli y unos cherries bañados en crema de leche. Lo único que estaba un poco pasado de cocción. Yo lo prefiero más al dente. Otro bollito de pan, ésta vez alargado y la loncha de queso más unos crackers.
También había una ensalada a base de lechuga, unas rodajas de tomate y unos dados de queso fresco. La verdad que mucho no se mataron. Y de postres, ¿una fruta? Va a ser que no. Una mousse de chocolate. Con azúcar para que nuestro cerebro siguiera funcionando y las células estuviesen bien nutridas. Era lo fácil, de comer y de mantener en la nevera sin estropearse fácilmente. Al menos el resto era más saludable.

Y por último, la cena  

Algo similar a la comida. ¿Pasta o pollo? En este caso era una lasaña. Yo me decanté por el pollo. Iba acompañado de un puré verde, unas bolitas de patata y una salsa. Y estaba riquísimo.  
El resto eran un par de ensaladas con lechugas. Una llevaba gambas y una rodaja de limón y la otra, 2 rodajas de pepino y un gajo de tomate. No nos olvidemos de la salsa cesar, que si no estaba seco. Lo de los sobrecitos de aceite como que no. Y de nuevo el bollo, los crackers, el queso y un poco de mantequilla. 
Y el postre os lo podéis imaginar: un brownie de chocolate. Al parecer, es un capricho que te puedes permitir tras unas verduritas, algo de proteína e hidratos. Como que queda compensado, ¿verdad? Y ya no te sientes tan culpable. No va así la cosa.

Un apunte final

Puedo entender que al ser un vuelo internacional pusieran mantequilla en lugar de aceite. Aunque creo que hubiese sido mejor opción poner unos sobrecitos de oro líquido al menos para aliñar la ensalada.
Con el desayuno parece que se ha asumido el tipo de alimentos que ha de llevar. Puede que el brick de zumo pese menos, sea fácil de transportar, de conservar incluso que quepa en la caja. Pero creo que venden unas bolsitas con manzanas listas para consumir que pueden ser una mejor opción. El yogur podría haber sido entero sin problemas. Tanta demonización por las grasas que al final el consumidor ha acabado por aceptarlo.
Y para mí, lo de la crema untable sobraba pero es cuestión de gustos. Supongo que era por sustituir a la mermelada.
 Y cuanto al postre, hubiese sido mejor una fruta, un yogur o no poner nada. Se puede tirar de las que venden envasadas y cortadas a un precio económico. Y además se conservan bien en frío. Siempre va a ser mejor que poner un bizcochito o postre lácteo o chocolateado.

Y para terminar, no estaría mal que se consultara antes a algún nutricionista o tecnólogo alimentario para ofrecer calidad y a un coste más barato. Y si acaso, formar a las azafatas o ayudantes de vuelo sobre alimentación sana y enseñarles cómo mantener en buen estado la comida que ofrecen.       

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