lunes, 7 de diciembre de 2015

Una obsesión calórica y nutricional


Estudiar el Grado en Nutrición Humana y Dietética o el equivalente a FP y estar deseando aprender a elaborar una “dieta”, pero no solo para adelgazar o tratar patologías sino para comer mejor. Porque la palabra dieta significa estilo de vida y no como se entiende a nivel de la población (en referencia a perder peso). Te enseñan unas pautas básicas y a lo largo del tiempo llevas a cabo todo tipo de casos clínicos en los que te pasas horas y horas intentando que te salga una dieta lo más cuadrada posible y mirando por la calidad. Eso sí, sobre papel porque la realidad es muy distinta. Tengo que decir que no solo se puede calcular mediante calorías, también por raciones o grupos de alimentos.


Bien, pues después de los 2 o 4 años de estudio toca enfrentarse a la vida profesional, que no se parece en nada a la vida del estudiante. Y aquí es donde yo quería llegar. Os montáis la consulta y os vienen varios pacientes. Vas haciendo las dietas, según las características del paciente y por calorías. Preparas unos patrones generales de dietas por patologías y conforme visitas, le añades las cantidades de cada alimento y en cada comida. Con el paso del tiempo, te das cuenta que es más fácil hacerlo por grupos de alimentos y apostando por una mayor calidad de nutrientes. Por ejemplo, las fuentes de grasa que sean del aceite de oliva y los frutos secos y no de la bollería. Conoces exactamente los equivalentes por ración y listos. Y de repente, un día cualquiera acude a ti una persona para perder peso y que sabe las calorías que tiene cada alimento o producto que ingiere. Y este es el verdadero motivo por el que me he decidido a redactar este post.

El concepto de calorías hace referencia a la energía que nos aportan los alimentos en función de la proporción de macronutrientes (azúcares, grasas y proteínas). Por lo que es lógico pensar que cuanto más cantidad, mayor ingesta calórica. Y esto es lo que ha generado confusión en la población ya que consideran que para perder peso lo único que hay que hacer es comer menos y hacer más ejercicio. Y eso sin tener en cuenta el tipo de alimentos que consumen, independientemente de la procedencia de los nutrientes. Porque no es lo mismo 200kcal de brócoli (600g) que de un refresco (2 vasos). A nivel de densidad calórica sí, pero en cuanto a calidad no. El brócoli contiene más fibra, vitaminas y minerales que no el refresco que es rico en azúcares simples. Y aquí es donde está el error. Así que: No solo importa la cantidad sino también la calidad nutricional, que variará según la forma de preparación del alimento. Llegados a este punto, os dejo con los consejos de mi compañera Laura Casanova para elegir bien los alimentos, con los que estoy completamente de acuerdo.
Y es que no todas las calorías implican las mismas respuestas metabólicas, como cuenta Juan Revenga ensu texto la falacia del balance energético porque el nivel de saciedad es distinto. Y otras razones más como comenta Carlos Martín.

Y ya por último, os comento el funcionamiento de la regulación del peso corporal, que podéis ampliar en el blog de Dietética sin Patrocinadores. No solo se trata de la genética, también de la presión biológica, ambiental y comportamental. Porque perder peso supone la aparición de varias adaptaciones del organismo:
  • Aumento del apetito por una mayor secreción de grelina y menor de leptina, entre otras.
  • Reducción de la tasa metabólica.
  • Pérdida de masa muscular.
Y hasta aquí, podemos concluir que no debemos mirar únicamente las calorías ya que la calidad importa y cuanto mayor sea, aún mejor debido a que evitaremos daños perjudiciales para nuestra salud.       

1 comentario:

  1. Gracias por la mención Silvia!

    Laura Saavedra
    www.psicosaludtenerife.com

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