La obesidad es una patología
crónica que se define como un exceso de grasa corporal. La prevalencia ha
aumentado de forma considerable debido a un estilo de vida poco saludable
basado en un abuso del consumo de alimentos procesados con altas cantidades de
azúcar y grasas y la reducción en la práctica de ejercicio físico. La genética
también ejerce un papel sobre el riesgo de obesidad pero puede modificarse con
un estilo de vida saludable o como dice Juan Revenga en su libro “Adelgázame,
Miénteme” los genes son quienes cargan el arma pero es el entorno el que la
dispara.
Basándome en el libro “El cerebro
obeso” escrito por Luís Jiménez, he decidido dedicar esta entrada a la relación
que existe entre las horas que dormimos y la obesidad. ¿Dormir poco aumenta el riesgo de obesidad? ¿Sucede lo mismo en adultos que en niños? ¿Y en gemelos?