“Estoy a dieta, solo puedo comer
lechuga y plancha”. O celebrar un cumpleaños y renunciar a un trozo de pastel
por temor a recuperar los Kg perdidos. ¿Te suena? Probablemente sí. Está muy
extendida la idea que estar a régimen es sinónimo de aburrido y monótono. Que
si tu objetivo es adelgazar tienes que alimentarte a base de verduras, carne
y/o pescado a la plancha, fruta y lácteos desnatados. No es más que un mito. No
sé si os habías dado cuenta pero la mayoría de las falsas creencias que giran
en torno a la comida hacen referencia a
la mal llamada “Operación biquini”. Lo pongo así por qué se ha convertido en un
negocio.
Los dietistas y nutricionistas, durante
nuestra formación, nos enseñan a planificar una alimentación variada y
saludable en función de las características de la persona, el diagnóstico
clínico, la etapa de la vida en que se encuentre, su estilo de vida y los
gustos. Y lo más importante es que genere placer. Nos pasamos la mayor parte
del tiempo en consulta explicando que es posible comer bien sin renunciar a
prácticamente a ningún alimento. Tampoco implica comer poco y matarse en el
gimnasio. A lo largo de este artículo, comprobaréis que no es tan difícil.
Puede que al principio os resulte complicado ya que modificar los hábitos
requiere de un esfuerzo personal. Os aseguro que una vez hayáis asumido el
cambio nada ni nadie os obligará a volver atrás.