miércoles, 6 de abril de 2016

Quién con hambre se acuesta, con pan sueña

Probablemente, hayáis hecho “dieta” alguna vez en la vida. Actualmente, existe una elevada preocupación por el aspecto físico, sobre todo en las mujeres. Es evidente que las tasas de sobrepeso y obesidad han aumentado exponencialmente y lo seguirán haciendo con el paso del tiempo ya que la Organización Mundial de la Salud prevé que en 2030 se alcanzaran valores de un 70 y un 30%, respectivamente. La principal causa es la enorme oferta de productos altamente procesados y los bajos niveles de actividad física. ¿Qué podemos hacer? Nada más que comer saludable y hacer más ejercicio. Pero este no es el tema que quiero tratar en esta entrada. Más bien de la solución que se le ha  ocurrido a las empresas o laboratorios que son las dietas milagro.



Se me ha ocurrido porqué la semana pasada se emitieron por televisión 3 programas hablando de alimentación. Lo que tenían en común era la falta de fundamentos científicos. Además, se va acercando el buen tiempo y seguramente hayáis empezado a oír a hablar acerca de sus “efectos maravillosos”. Según el programa que se emitió el viernes 1 de abril, este tipo de métodos adelgazantes son un negocio multimillonario. Acostumbran a estar promovidos por profesionales que reciben una recompensa económica por parte de sus creadores.  

Primeramente, son regímenes hipocalóricos que aseguran una pérdida de peso rápida. Se caracterizan por:
  • Tener un nombre. Por ejemplo, la Dukan; de la alcachofa, etc.
  • Excluir algún grupo de alimentos (hiperproteicas que son bajas en hidratos, a base de una sola fruta, del jarabe de arce y muchas más).
  • Anunciarse antes del verano o tras las Navidades.
  • Ser promocionadas por famosos o testimonios mostrando el antes y el después.
  • Inducir a la compra de algún producto (sobres, zumos, pastillas, entre otros).

En consecuencia, supone la aparición de síntomas y/o patologías derivados de la falta de determinados nutrientes. A modo de ejemplo podríamos citar el cansancio, la flacidez por la pérdida de masa muscular, hipoglucemias por restricción de los hidratos de carbono, osteoporosis por ingestas bajas de calcio, caída del pelo, anemia, entre otras. Además, se acompaña de lo que conocemos como efecto yo-yo que no es más que la recuperación de los quilos tras abandonarla y volver a los antiguos malos hábitos. El resultado es la reducción del músculo, por lo que es momentáneo y a causa de este proceso el metabolismo disminuye. De esta manera, cuesta todavía más librarse de los gramos de más. Lo mismo ocurre al someter constantemente al organismo a la restricción alimentaria.


Finalmente, no son un método eficaz a largo plazo para dar forma al cuerpo. Y a todos los que soléis utilizarlas, ¿no creéis que malgastar el dinero así es poner en riesgo vuestra salud? ¿Por qué no acudís a un profesional cualificado? Tendrá en cuenta vuestras costumbres, los gustos, el ejercicio que practicáis, horarios y características personales. También os enseñará a comer saludablemente y de por vida para manteneros estables.  

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