viernes, 13 de noviembre de 2015

14N: Día Mundial de la Diabetes y 24N: Día del Dietista-Nutricionista


Mañana, 14 de noviembre es el día mundial de la diabetes. Dado que el 24 celebramos el día nacional del Dietista-Nutricionista (D-N), se ha decidido que trate sobre la diabetes (#CeroDiabetes).   
Primeramente, es una enfermedad crónica que se manifiesta por una elevación de los niveles de glucosa en sangre. Es producida por una falta producción de insulina, hormona que se encarga de transportar la glucosa hasta los tejidos para su posterior almacenaje y aprovechamiento.  Se distinguen 2 tipos, que se diferencian por su edad de aparición y el tratamiento.

La que es conocida como tipo 1 se manifiesta en la niñez y su tratamiento consiste en la administración de insulina. Requiere conocer la composición nutricional de los alimentos para determinar las dosis necesarias de la hormona en cada ingesta diaria.


La que recibe el nombre de tipo 2 aparece en la edad adulta. La prevalencia representa casi el 14% de la población en España, tal como detalla el estudio llevado a cabo por el ciberedem (Centro de Investigación Biomédica en la Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas) y la Sociedad Española de Diabetes). Su tratamiento está basado en dieta (parte fundamental), ejercicio y antidiabéticos orales. Está asociada a la edad, los malos hábitos alimentarios, el exceso de peso y el sedentarismo.

Dado que la alimentación es un uno de los pilares fundamentales en el día a día de estos pacientes para el buen control metabólico, el resto de esta entrada estará dedicada a ella. El objetivo principal es conseguir mantener unos niveles de glucosa estables y óptimos. La única diferencia con una persona sin diabetes es que hay que vigilar con las cantidades de hidratos de carbono.
Para que resulte más fácil, he pensado en explicarlo mediante el método del plato y por grupos de alimentos.

La base debe estar formada por alimentos de origen vegetal. Se caracterizan por su mayor contenido en fibra que es indispensable para ralentizar la absorción de los hidratos de carbono simple (azúcar). Se incluyen las verduras y las hortalizas.
Los alimentos proteicos, entre los que se incluyen el pescado, la carne y los huevos deben ocupar una cuarta parte del plato.

En la cuarta parte restante se incluyen las fuentes de hidratos de carbono. Podemos diferenciar 2 tipos según el tipo de absorción: rápida o lenta. Es recomendable que sean lentos para evitar niveles de glucosa elevados en poco tiempo. Además, si son integrales mejor ya que el contenido en fibra también ralentiza el proceso de absorción. Se incluyen el arroz, la pasta, la patata, el pan, las legumbres, la quinoa, el trigo sarraceno, la avena, la cebada, el centeno, etc. Para que resulte más fácil, se ha establecido que una ración equivale a 10g de azúcar.
A nivel global, la cantidad de hidratos de carbono que se ha de tomar a diario depende de varios factores como la edad, el sexo, el peso, la talla,  la actividad física y el tratamiento recibido (fármacos o insulina). Por este motivo, el Dietista-Nutricionista será el encargado de elaborar su plan dietético personalizado.
A partir de aquí, ya solo nos falta el postre. Mayoritariamente es recomendable que sea una pieza de fruta. Si bien es cierto que contiene azúcar de absorción rápida el mayor contenido en fibra evita su paso rápido hacia la sangre. Es importante saber que el contenido es variable de un tipo a otro. En cuanto a los zumos, se recomienda evitarlos ya que al exprimir se pierde gran parte de la fibra y aumenta la concentración de azúcar pasando rápidamente a la sangre. Podrían tomarse en casos de hipoglucemia. También se puede tomar algún lácteo en forma de yogur.

En cuanto a los lácteos, contienen cantidades moderadas de hidratos. Se incluyen la leche, el queso y el yogur. Los postres lácteos han de evitarse debido a su alto contenido en azúcar.
Y por último, para aliñar se recomienda usar aceite de oliva.

Y en cuanto a la hidratación, la mejor fuente es el agua ya que los refrescos se caracterizan por su exceso en azúcares libres. En cuanto al alcohol, favorece la aparición de hipoglucemias y además, resulta perjudicial para la salud.


  

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