Recientemente, se ha publicado un
metanálisis con el objetivo de determinar
cuántas ingestas diarias hay que realizar para lograr perder peso. La
hipótesis del estudio era que comer pequeñas cantidades y de manera frecuente
produce una disminución de los niveles de grasa del organismo y ayuda a
mantener un peso correcto. Diversos estudios observacionales dan soporte a esta
misma hipótesis, demostrando una relación inversa en la frecuencia de las
ingestas y el contenido en grasa del cuerpo ya que genera un mayor control del
apetito y mejora la regulación de los niveles de glucosa. En cambio, los
estudios clínicos aleatorizados (de intervención) muestran resultados
contradictorios: unos a favor de comidas frecuentes y otros en contra. Por eso,
han hecho este metanálisis para aclararlo mediante la revisión exhaustiva de la
literatura científica.
Los criterios de inclusión eran
estudios clínico aleatorizados publicados en inglés, en los que se compararan
la frecuencia de las ingestas diarias
(≤3 comidas vs ≥ 3 comidas), de duración mínima de 2 semanas, que se haya
realizado una valoración de la composición corporal antes y al finalizar la
intervención del estudio y los participantes que fueran mayores de 18 años. Finalmente, solo 15 estudios cumplían todos
los criterios.
En cuanto a los valores de IMC,
el número de ingestas no tiene un efecto significativo en su disminución ni se
observaron diferencias. En cambio, se detectó una pérdida de grasa corporal, siendo mayor cuantas más ingestas diarias se llevaban a cabo. En cuanto al
porcentaje de grasa se produjo una disminución mayor cuanto más comidas diarias
pero no era significativo ni se detectaron diferencias por ingestas diarias
menores a 5.
Antes de establecer cuáles son
las conclusiones final del estudio, conviene hacer referencia a las
limitaciones ya que este estudio solo es
aplicable en personas sedentarias, por lo que no se puede extrapolar en
deportistas (existen estudios que demuestran un efecto favorable en su
composición corporal de los atletas que realizan un ejercicio físico vigoroso
pero aún así, hacen falta más estudios). Tampoco está clara su aplicación con
dietas hiperproteicas (no recomendables para conseguir un buen estado de
salud). Además, no es suficiente con valorar únicamente la composición
nutricional sino también el riesgo cardiometabólico.
Se requieren más estudios para
confirmar el motivo de los beneficios encontrados como la mejora en los niveles
de glucosa, de la sensibilidad a insulina y del perfil lipídico ya que no todos
los estudios revisados demuestran estas hipótesis.
En conclusión, el número de
ingestas diarias realizadas no tiene ningún efecto significativo en la pérdida
de peso ni la composición corporal excepto en los niveles de grasa que son
menores cuántas más comidas se ingieran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario