El 24 de noviembre de 2016 celebramos el día mundial del
dietista-nutricionista (#DMDN).
Este año, el Consejo General de Colegios
de este colectivo ha tenido una gran iniciativa. El objetivo es
promocionar el consumo de
legumbres
mediante el concurso de recetas “Por unas buenas legumbres” o redactar un post
acerca de este grupo de alimentos. Así que nada más verlo, me uní sin dudarlo a ambas propuestas.
Antes de adentrarnos en la
temática pertinente, considero
importante realizar un inciso acerca de la profesión del Dietista-Nutricionista
(DN). ¿En qué consiste nuestro trabajo? Lo más probable es que lo primero
que os vendrá a la cabeza son las dietas de adelgazamiento. Lo cierto es que
podemos hacer mil cosas. Las dietas pueden ser para cualquier persona (sana,
diagnosticada de alguna patología, ganancia de masa muscular, hospitalizada, etc.).
Podemos estar en la cocina de cualquier residencia u hospital haciendo los
controles de calidad (controlar las temperaturas de las cámaras de almacenaje y
los platos que suben a planta, recoger las muestras diarias de la comida),
contar las dietas que se preparan a diario, revisar que se emplate correctamente
teniendo en cuenta los alérgenos y tipo de paciente y muchísimas cosas relacionadas.
Otra posibilidad es formar sobre cualquier tema de alimentación, impartir
cursos de cocina saludable, reeducar dietéticamente (mejorar los hábitos nutricionales)
y diseñar productos. SI navegáis por la red, os daréis cuenta que todos los que
nos dedicamos a este campo ofrecemos diferentes servicios bajo la premisa de
promover la alimentación saludable entre la población.
Como es lógico, vamos a empezar a
hablar de este alimento. Se trata de unas semillas secas, limpias, sanas y
separadas de la vaina. Existen varios tipos como las judías, las lentejas, la
soja, los garbanzos, los guisantes, las habas, los altramuces y los cacahuetes
(sí, aunque los conozcamos como frutos secos no lo son. Es por las características
botánicas). Estamos de acuerdo en que incluirlas en la alimentación a lo largo
de la vida es beneficioso para la salud.
Todo seguido, os explicaré cuáles
son las características nutricionales y de las múltiples maneras de comerlas. Mayoritariamente,
son ricas en hidratos de carbono complejos ya que se absorben lentamente. Además,
también son una fuente proteica. El único defecto que se les puede atribuir es
la falta del aminoácido metionina, pero no os preocupéis, puede tomarse a
través de los cereales tales como el arroz, el trigo, la patata, el búlgur,
etc. apenas contienen grasas y destacan por su contenido en fibra del 2 al 6%. Por
lo que es ideal en casos de restreñimiento y diabéticos. A más a más, puede
consumirse durante la pérdida de peso, se recomiendan a los celiacos por qué no
contienen gluten y a alérgicos, a excepción de la soja y el cacahuete cuyas proteínas
son las responsables de producir una reacción. Se caracterizan por su alto contenido en
potasio, calcio y hierro. ¿Cómo podemos zampáranoslas? Existen infinitas
posibilidades. Quizás la manera más común es en potaje. Claro que de esta
manera es mejor comerla en invierno. Aún así, se pueden usarse como
ingrediente en las ensaladas. Otros modos son salteadas con verduras y/o jamón,
ajo y pimentón o gremolata de nueces (picadas con unas gotas de limón y
perejil), en puré, hamburguesas, patés (estilo hummus), falafels, incluso como
postre. Esta última idea se me ocurrió al presentarme al concurso de recetas.
¿Os apetece probarla? Os va a sorprender. Es a base de garbanzos, cacao y
dátiles para endulzarla. Podéis verla en la página de Facebook del Consejo. Os lo
pongo a continuación: goo.gl/rgv2d4.

Por último,
quisiera daros algún consejo. Quizás os resulte complicado cocinarlas ya que
supone dejarlas en remojo durante toda la noche y cocerlas a posteriori. Tranquilos,
hay solución.
Si vais al mercado, encontraréis
varias paradas que ya las venden cocidas o por el contrario, comprarlas en
conserva en el supermercado. Lo único que si padecemos una insuficiencia renal,
conviene desechar el líquido. Os recuerdo que para elaborar los falafels, solo
es necesario tener los garbanzos en remojo y luego triturarlos y mezclar junto
al resto de ingredientes. Lo sé por experiencia. Siempre hay una primera vez. No
hay nada como equivocarse y rectificar.
Y
si os gusta cocinar, tan solo es buscar vuestro lado creativo y probar. Hay muchos
blogs de recetas por internet (esto va para que os inspiréis, sobre todo a los
que os cuesta), incluso alguno con recetarios, consejos y manuales. Y poseen
la ventaja que son económicas. Donde acostumbro a comprarlas, ronda los
4,80€/Kg (son cocidas y del mercado). Espero que os haya gustado y servido para
fomentar la incorporación de las legumbres en el día a día. Y si queréis leer o echar un vistazo a todas las
recetas, el consejo las compartirá a través de redes bajo el hashtag
#CucharasDeSalud.
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